¡Soy proactivo!
pero ¿qué significa eso, en el mundo laboral?
En muchos de los
curriculum que llegan hasta nuestra oficina, el postulante destaca como
una de sus cualidades el ser una persona proactiva. Una palabra que la
puso de moda, entre otros, el libro "Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva" de Stephen Covey.
Pero,¿qué es la Proactividad?
¿qué significa en el ámbito laboral?
¿está el mercado de profesionales tan pleno de personas proactivas?
Según el autor del libro, proactividad es "no ser esclavos de las
acciones que sobre nosotros se efectúan, sino que libres ejecutores de
nuestra conducta..." Una persona proactiva evita reaccionar con
sentimientos negativos frente a algo inesperado o desagradable; en vez
ello actúa positivamente a partir de sus valores, buscando soluciones y
creando nuevos proyectos. Decide cómo quiere que le afecten las cosas y
qué hacer frente a ellas, tomando una actitud que lo anticipa y lo lleva
a la acción, no dejando que los eventos "pasen" sino que "haciendo que
estos ocurran".
Un profesional que destaca como virtud la proactividad, en el ámbito
laboral, es optimista, creativo, impulsor de metas y desafíos
personales, seguro y oportuno en sus decisiones, asertivo en sus
planteamientos, capaz de vencer los miedos para generar cambios, de
anticiparse a los problemas para prever soluciones. Actúa según sus
sueños, es receptivo a las diferencias e imprevistos y busca nuevas
alternativas en vez de lamentarse. Concentra su energía en aquellas
cosas sobre las que puede hacer algo. En el caso opuesto se encontrarían
los trabajadores reactivos, que sólo están bien cuando el entorno está
bien; dependen de las circunstancias en vez de generarlas y manejarlas.
Muchas veces se nos ha descrito como una sociedad pesimista, que en
el trabajo impera la ley del mínimo esfuerzo y que preferimos delegar
las decisiones importantes que implican riesgo, para no hacernos
responsables de un posible fracaso. La frase "háblelo con mi jefe",
frente a una pregunta que no está dentro de la pauta, es bastante
habitual. Por lo que no resultaría tan fácil dar un giro y cambiar hacia
una actitud más proactiva.
Sin duda que esta cualidad trae múltiples beneficios a quien la
tiene, haciéndole llevar una vida más satisfactoria, con más emoción y
menos angustia. Por esta razón resultaría lógico pensar que todas las
organizaciones desean contar con profesionales proactivos en su equipo.
Pero las cosas no son tan simples. La proactividad exige un poco de
osadía, ir más allá de lo convencional, por lo que debe venir en primer
lugar desde los superiores. Son ellos quienes deben incentivar a su
equipo (ojalá con el ejemplo) a adoptar esta actitud, venciendo las
aprehensiones que pudiera provocarles el dar más autonomía y
responsabilidad a los empleados, para permitirles tomar algunos riesgos
al desplegar su iniciativa en la solución de problemas.
Existen algunas condiciones que se pueden generar para promover la proactividad dentro del equipo de trabajo, entre ellas:
* Involucrar a los profesionales en las metas de la empresa
* Incentivarlos a imponerse desafíos
* Ser receptivos a las diferencias, viéndolas como una oportunidad para encontrar múltiples soluciones y puntos de vista
* Abrir espacios a la creatividad y a la comunicación acertiva
* Incentivar la toma de decisiones, alejando el miedo a cometer errores
* Enfrentando los problemas con optimismo, sin fatalismos
Este cambio de actitud de los profesionales frente a la vida y a los
problemas, entrega una ventaja estratégica a la empresa al momento de
enfrentarse al competitivo mercado laboral, haciéndola más flexible
frente a las crisis, más dinámica frente a las exigencias de cambios,
más innovadora para responder a las nuevas necesidades del mercado y más
grata en su clima laboral.
En consecuencia y respecto a nuestras preguntas iniciales, la
respuesta es que posiblemente no todas las personas son tan proactivas
como piensan o dicen serlo; deben demostrarlo en hechos concretos en que
actuaron de acuerdo a las condiciones de la proactividad y con buenos
resultados. Por otra parte, el mercado laboral puede destacar como un
requisito la proactividad, pero no siempre es una condición realmente
deseada, ya que se necesita que la cultura de la empresa permita el
desarrollo de las conductas concretas que la definen, e incentive a
quien tiene la disposición a la proactividad, ejercerla en su desempeño
habitual.
De tal forma, la Proactividad es una serie de conductas que deben
concurrir en forma convergente en el desempeño cotidiano y real, no es
un rasgo o característica abstracta, que alguien puede ofrecer o la
empresa requerir, sin considerar sus implicancias en la realidad
concreta del trabajo.
Conceptos Básicos:
¿Cómo ser un líder proactivo?
Empatía: Para ser un
líder proactivo hay que saber escuchar, y optimizar las aptitudes de
cada uno. Se trata de hacerse entender, no de hacerse temer.
Motivación: La motivación también es esencial para incentivar a los
miembros de la empresa, y conseguir así que se cumplan los objetivos.
Compartir: Un líder proactivo no debe aportar todas las soluciones.
Es mucho mejor comentarlas con las personas que las hayan encontrado,
antes de poder tomar la decisión.
Comunicación: Se debe estar al corriente de los percances que puedan
tener los colaboradores en su vida personal, y demostrarles que está a
su lado.
Educación: Hay que saber decir "por favor" y "gracias", y no olvidarse de un “piropo” cuando alguien lo merece.
Una organización unida: Es importante prestar la máxima atención y
consideración a cada colaborador, sea cual sea su grado y cargo en la
empresa.
Firmeza: Un buen líder es exigente, pero no alza la voz.
Predicar con el ejemplo: Hay que invertir en formación impartida en las horas de trabajo, y obligarse antes de obligarles.
Así se consigue una plantilla cuyo valor es un activo para la empresa y cuyo coste no es un gasto sino una inversión.
Visión de futuro: Un buen directivo es aquel que no solamente dirige
su equipo y trabaja muy bien el día a día, sino aquel que siempre tiene
puesta la visión a medio y largo plazo, para saber enfocar las
acciones futuras de manera que vayan siempre encaminadas a aquel
objetivo previsto a largo plazo. De esta forma será una persona muy útil
para la empresa, evitando despistes de gestión y consiguiedo ahorros
importantes, pero al mismo tiempo intangibles.
La importancia del equipo: El buen directivo proactivo es capaz de
mover a otros compañeros directivos para trabajar a nivel de equipo, y
así evitar el exceso de concentración de gestión en la figura del
director general; esta buena gestión de equipo, enfocada hacia el
objetivo común, hace que no sólo su departamento sea proactivo, sino que
pueda llegar a serlo toda la organización.
Algunos riesgos a tener en cuenta: La proactividad también conlleva
riesgos; puede ser limitada, coaccionada o frenada por la dirección
general que, en algunos casos, puede no compartir los objetivos. En
ocasiones simplemente la falta de protagonismo de algún director general
puede frenar también esta actitud proactiva.
Proactividad y pragmatismo: Personalmente, me satisface muchísimo
contar con personas proactivas en mi equipo; me hacen disfrutar del
trabajo; no obstante hay que tener en cuenta que, en este mismo equipo,
debe haber tambien personas lo suficientemente pragmáticas para poder
dar valor positivo a esta proactividad.